La primera vez que los vi aparecer casi me dio un infarto. Estaba ensimismado mientras utilizaba los urinarios de pared del cuarto de baño de la oficina cuando de repente apareció Renato atravesando la pared escasamente a un metro de mi. No lo hizo abriendo un agujero con su cuerpo violentamente como si hubiese sido proyectado por una sobrenatural fuerza salvaje. No se esparcieron azulejos ni cemento por doquier, sino que atravesó el muro caminando tranquilamente. Su cuerpo translucido dotado de cierta fosforescencia no encontró resistencia alguna al cruzar el medio pie de ladrillo alicatado.
Pasó de largo a mi lado con su característico caminar lento y cansino, sin dirigirme ni tan siquiera una fugaz mirada de reojo como todos los compañeros solemos hacer en esas situaciones, y atravesó la pared opuesta donde se encontraban los lavabos saliendo del aseo. En realidad, Renato y yo nunca habíamos coincidido mucho en el trabajo, por lo que tampoco me llamó la atención el hecho de que no se detuviese a charlar, la verdad es que casi me sentía agradecido, no habría sabido que decirle a aquella aparición espectral e incorpórea capaz de atravesar paredes.
Renato era el responsable del área de conexiones inalámbricas, no era un departamento con el que tuviésemos contacto pero lo conocía de vista. Se había jubilado hacía ya unos seis meses... ¿Que demonios hacía Renato en la oficina atravesando habitaciones? ¿Se habría muerto? ¿Sería aquel su fantasma que después de haber fallecido se dedicara a vagar por las diferentes estancias de la compañía?
Salí del baño algo espeluznado tras aquella sorprendente experiencia y me dirigí a paso ligero a mi departamento. Julia, la administrativa, debió de percibir en mi pálido rostro que algo no iba bien y me detuvo con un brusco:
- ¿Te pasa algo, Mario?-
- Pués no estoy seguro, la verdad, juraría que he visto a Renato en el baño, ¿no se había jubilado hace un tiempo este hombre?-
- Si, hace exactamente seis meses, ayer mismo se pasó por aquí para saludar a Pedro.-
-¿Ah si? ¿Y que aspecto tenía? ¿Se le notaba fatigado? ¿Pálido? ¿Enfermo?-
- No, que va, de hecho se le veía estupendamente-
Era extraño, muy extraño. Puede que Renato hubiera sufrido un accidente de camino a casa ayer tras dejar la oficina, puede que un autobús lo hubiera atropellado, o que hubiese sufrido un ictus después de haber experimentado la emoción de volver a ver a sus compañeros... no sé... al fin y al cabo, los jubilados son muy sensibles a estas cosas y echan de menos sus trabajos y a sus compañeros, especialmente los de las generaciones anteriores a la mía.
(*) Los cuentos semilla son una colección de cuentos que irán creciendo si el numero de visitas crece. Si las visitas a la publicación crecen, el cuento crecerá como una planta bien regada, si no lo hacen, el cuento dejará de crecer y se marchitará en el olvido.
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