Al principio fue divertido, aunque la cosa cambió de forma drástica al poco tiempo. Cuando supimos de la existencia de un universo paralelo, todos rápidamente nos dirigimos al centro de información que el gobierno había habilitado al efecto para saber como debíamos de proceder. Las instrucciones eran muy claras, había que actuar con naturalidad y amigablemente. Los recién llegados tenían que ser bienvenidos ya que al fin y al cabo, se trataba de nosotros mismos ¿no?.
Los encuentros con los "Alters", como se les empezó a llamar, fueron inicialmente casuales. La población se encontraba consigo mismo por doquier protagonizando situaciones de lo más variopintas. Por algún motivo la frontera entre ambos mundos se había roto en algún punto y los Alters comenzaron a inundar nuestro universo de forma lenta pero constante e inexorable.
Algunos disfrutaron de la experiencia de encontrar a un inesperado hermano gemelo, pero otros los trataron con recelo por miedo a que pudieran suplantarles en su vida diaria, algo que desgraciadamente empezó a suceder de manera generalizada a los pocos meses. Alters que eran pobres y llevaban vidas miserables en su mundo ocuparon las ostentosas casas y exitosas vidas de sus ricos clones.
La tragedia estaba servida, pronto Alters y no Alters empezaron a aparecer asesinados por doquier, y lo peor es que era imposible distinguir a unos de otros. Los cuerpos se enterraban o incineraban sin saber si el puesto de trabajo del no Alter iba a ser ocupado por su copia. Nadie se fiaba de nadie, la propia policía podría estar siendo suplantada por los invasores, ¿Era el presidente del gobierno realmente el presidente o podría tratarse también de un Alter? Sus mensajes a la nación, que trataban de infundir tranquilidad y no actuar con violencia, podían no ser más que una estratagema para allanar el camino de los suplantadores.
Era la guerra, pero no una guerra con bandos claramente diferenciados y uniformados que lucharan a tiros por una causa común, era una horrible guerra fría, más que fría casi congelada, que se libraba por las calles entre individuos idénticos que entre gritos, puñaladas, puñetazos y arañazos trataban como animales salvajes de defender lo que tanto les había costado conseguir durante todas sus vidas, sus pertenencias y trabajos, si, pero también sus parejas, hijos, amigos, etc..
En el universo paralelo debía estar ocurriendo lo mismo, nuestros habitantes menos favorecidos seguramente habían atravesado el portal y trataban de igual manera de encontrar un mundo mejor exterminando a sus acaudalados Alters.
Pasaron los meses y finalmente las reyertas callejeras comenzaron a ser cada vez más esporádicas. La paz volvió a reinar en el país, y en el mundo en general. Todo volvió lentamente a su curso, o al menos eso es lo que parecía... porque....¿Qué le podía deparar a un universo en el que nadie era realmente quien debía ser?.
En fin, ahora todo aquello había pasado y no había más remedio que tratar de volver a la normalidad lo antes posible. Respiré profundamente, abrí los ojos y miré fijamente a los ojos que asomaban sobre la mascarilla del dentista que se inclinaba sobre la silla reclinable en la que me encontraba.
-No se preocupe señor, esto no le va a doler nada de nada...-
No hay comentarios:
Publicar un comentario